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martes, 5 de junio de 2012

Fragmentos Prehistoricos



Los primeros descubrimientos paleontológicos activó la imaginación de escritores y pintores del siglo XIX. Por un lado había que ilustrar cuentos o novelas y por otro, representar los descubrimientos de la ciencia. Fue de esta forma como los artistas comenzaron a incursionar en el pasado prehistórico y nació una nueva disciplina: el paleoarte.


El Arte Rupestre surge a principios del Paleolítico Superior (15.000-10.000 a.C.) de manos del Homo Sapiens Sapiens; cuando, por primera vez, aparecen referencias gráficas de animales, de humanos y de signos complejos. Antes, el hombre había tenido una vida centrada en lo material pero ya en este periodo comienzan las primeras manifestaciones artísticas relacionadas con la existencia de una vida espiritual, simbólica o del “Más Allá”.


Tal como su nombre lo describe, la Prehistoria es el período anterior a la Historia del ser humano. Si bien en él encontramos las primeras formas evolutivas del hombre, todavía no aparecen en él los elementos fundantes de la vida humana en sociedad como el desarrollo de la escritura (elemento a partir del cual finaliza la Prehistoria), la vida en sociedades y la instauración de los primeros gobiernos.



La cueva de Altamira está situada en el municipio de Santillana del Mar, en Cantabria (España). Allí se conserva uno de los ciclos pictóricos más importantes del período prehistórico. Pertenece a los períodos Magdaleniense y Solustrense, dentro del llamado Paleolítico Superior. Su estilo artístico constituye la denominada escuela franco-cantábrica, caracterizada por el realismo de las figuras representadas. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985, es una maravilla del arte rupestre.





Los cazadores-pintores  procuraban captar y moldear, aprovechando las desigualdades de la pared de la cueva, con el mayor naturalismo posible, las figuras de los animales que cazaban.

Originalmente, en especial por parte de los investigadores ingleses, se interpretó como un arte mágico, relacionándolo con el animismo, la magia y el totemtismo de los pueblos primitivos actuales. No se trataba de representaciones que se hubieran pintado para ser contempladas, como nuestros cuadros, con el solo objeto de mirar una obra bella, o hacer el retrato familiar de un personaje, sino que eran pinturas que reproducían animales para que los hechiceros, los chamanes de la tribu, operaran sobre el con sus ceremonias y conjuros mágicos, de manera que cuando salieran de caza sus compañeros, la eficacia de sus armas y de sus flechas fuese mayor. El arte prehistórico, por tanto no era un arte puramente estético, sino que tenía una finalidad esencialmente práctica, una finalidad mágica, y por eso en el arte levantino, además de representaciones animales, aparecen también escenas de caza, pero, mientras que en la representación de animales son sumamente realistas, como los del arte cantábrico, los hombres, los cazadores que van tras ellos disparando sus flechas, aparecen estilizados, exagerando, en la expresión de la cadera, el movimiento del acto de disparar sus armas;











FRAGMENTOS PREHISTORICOS EN MOSAICOS


RicardoTecela









































Fragmentos en Miniaturas


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